Fue presentada el domingo, en el Hogar del Pensionista. Se celebrará entre el 7 y el 17 de febrero, son salida de la Cala del Moral y llegada final a Almería.
Entre el próximo 7 y 17 de febrero la Asociación “La Desbandá” volverá a recorrer 200 kilómetros de la carretera Málaga-Almería. Caminando por la actual N-340, recordarán a las decenas de miles de civiles que fueron atacados en la zona, por el bando sublevado, en febrero de 1937, durante la Guerra Civil.
El menciano, Pepe Montes, es miembro del citado colectivo y presentó el domingo, en el Hogar del Pensionista, la octava edición de esta Marcha Integral, que se desarrollará bajo el lema “El genocidio Silenciado”. Contará con 11 etapas, con salida del túnel de la Cala del Moral, en el Rincón de la Victoria. La ruta pasará por localidades como Nerja, Salobreña, Castell de Ferro, La Rábita, Adra, Aguadulce y Vícar, entre otras; culminando en la capital almeriense.
Las pernoctaciones se realizarán en distintos pabellones deportivos, donde además se celebrarán distintas actividades. “El objetivo es sacar de las cunetas la memoria de todas esas personas que quedaron abatidas por las balas de franquistas, italianos y alemanes,” indicaba Pepe Montes en la presentación de la marcha en Doña Mencía.
Tal y como explicó Montes, a principios de febrero del 37, miles personas se echaron a la carretera, entre el mar y la montaña, tratando de llegar a Almería, ciudad bajo control republicano. Eran conocedores de que el ejército franquista había entrado en Málaga y huían asustados ante posibles represalias. Sin embargo, entre 3.000 y 5.000 civiles fallecieron por el camino. Fueron atacados, por mar y aire.
El doctor canadiense, Norman Bethuneque, se desplazó entonces, de Valencia a Málaga, con su unidad de transfusión de sangre, para socorrer a la población civil. Durante tres días, él y sus ayudantes Hazen Sise y Worsley, socorrieron a los heridos y ayudaron en el traslado de refugiados. La experiencia le llevo a escribir el libro “El crimen de la carretera Málaga-Almería,” con cuyo texto, la concejala de Memoria Democrática, Sandra Aceituno, introdujo el domingo el acto.