Numerosas personas acudieron el Día de San Blas a la parroquia para, como marca la tradición, bendecir sus roscas.
La tradición de acudir a la bendición de roscas, el día de San Blas, se mantiene viva en Doña Mencía, desde hace décadas. Así lo confirman algunas de las personas que, este sábado, acudieron a la parroquia a las bendiciones de las 10´30 o a las 13´00 horas.
La iglesia rozó el lleno, de nuevo, dando continuidad a esta costumbre, que alude al médico y sacerdote Blas de Sebaste, patrono de los enfermos de garganta. Muchas de las asistentes eran abuelas, acompañadas de sus nietos y nietas. Portaban bonitas cestas de mimbre y decoraban cada pan con sus respectivos lazos.
También se repitieron esas escenas de niños y niñas, que sin poder resistirse, adelantaban algún bocado a las roscas. Eso sí, se esforzaban por guardar algo para la tarde, con la intención de merendarlas con chocolate.
Y paralelamente, las otras protagonistas del día, las panaderías, se quedaban sin roscas a primera hora de la mañana. El truco, tal y como explicaban: reservar el encargo el día anterior. “Las roscas de Doña Mencía son especiales” , destacaba Manuel Lorenzo Cantero.